El padre Patrick apenas tuvo tiempo de entrar en el confesionario de la capilla para sus deberes matutinos cuando alguien entró inmediatamente en el confesionario del otro lado. El sacerdote alto, moreno y serio se aclaró la garganta y enderezó la postura. El padre Patrick estaba listo. Más que listo esta mañana gloriosa: el suntuoso sacerdote tenía muchas ganas de empezar.
El padre Patrick apenas había pronunciado las palabras de la oración inicial cuando escuchó la voz familiar del monaguillo Dex. Había pasado bastante tiempo desde la última confesión del joven. El piadoso sacerdote aseguró al joven que estaba dispuesto a escuchar cualquier cosa que el muchacho tuviera en su corazón, mente y alma. El monaguillo Dex admitió que últimamente había estado teniendo pensamientos impuros, muchos pensamientos carnales impuros. Y tampoco sobre las chicas. El jovencito trémulo contuvo la respiración y esperó lo que estaba seguro sería una reprimenda dura o impactante.
