“Andy y Serena vieron al Sr. Bear, un hombre rudo y tatuado en su hora de almuerzo, con los músculos abultados debajo de la camisa mientras estaba parado junto a su camioneta. Su barba, una espesa melena, cubría gran parte de su rostro cincelado, y sus gafas de sol protegían su intensa mirada.
Se dieron cuenta de que no era el tipo de persona que se deja influenciar fácilmente. Serena, siempre dispuesta a aceptar desafíos, se acercó a él con su encanto característico y le ofreció la oportunidad de filmar una escena privada. El señor Oso vaciló y se puso de pie. Su voz profunda cortó el aire: "No me interesa". Pero cuando mencionamos los 17.000 dólares, su postura se suavizó.
Hizo una pausa, considerando la oferta. Aún reacio, el señor Oso finalmente aceptó. Una vez dentro de la camioneta, se reveló el giro habitual: Andy se haría cargo de la escena. A pesar de su resistencia inicial, el dinero era demasiado bueno para rechazarlo.
Andy comenzó a trabajar con él y, para sorpresa de todos, el cuerpo del Sr. Bear comenzó a responder. La tensión aumentó y pronto la cámara capturó cada segundo de su inesperada química, mientras las calles de Miami se desdibujaban fuera de la ventana”.
